domingo, 5 de julio de 2009

¿Democracia en las organizaciones políticas?

El periódico El Público publica hoy un breve informe sobre la democracia, mejor sobre la falta de democracia en los partidos políticos, bajo el título de ¿Quién elige al que manda?. En el informe: Cuatro expertos reflexionan sobre el nivel de democracia interna de las formaciones en España. Su veredicto es claro: ninguno la aplica

Se lee en el artículo:

"La Constitución establece que la estructura interna y el funcionamiento de los partidos "deberán ser democráticos" (artículo 6). Formalmente, todas las organizaciones políticas incluyen esta obligación en sus estatutos. Los hechos, sin embargo, acreditan lo contrario. "El problema de la democracia interna es un viejo debate que no se ha solucionado. Soy bastante pesimista respecto a la posibilidad de que se pueda llegar a resolver", admite Roberto Blanco, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela. A su juicio, hay una razón sencilla que lo explica: "Cuando a los partidos les va bien, la democracia interna no les preocupa, y cuando les va mal, sí abren un debate interno que, generalmente, les impide ir bien, porque no ayuda a tener buenos resultados electorales". Blanco cree que "la situación del PP en la actualidad es un ejemplo claro" de esta paradoja. "

Más adelante:

"¿Democracia interna? ¿Eso que es?", ironiza Rafael Bustos, profesor titular de Derecho Constitucional de la Universidad de Salamanca

(....)

Y también:

¿Hay alguna solución? "Es difícil encontrar el punto medio entre cohesión y democracia interna", admite el profesor Bustos. "Creo que habría que fortalecer la participación directa de los militantes", aporta como receta.
Roberto Blanco profundiza más en esta idea y enuncia tres herramientas en aras de mejorar la democracia dentro de los partidos. Sostiene que sería necesario introducir "mecanismos de carácter estructural", entre los que destaca, por encima de cualquier otro, la celebración de primarias para favorecer la participación en los procesos de decisión de las formaciones. Como segunda idea, Blanco propone "la reducción de periodos de permanencia en los cargos, hacer que circulen las élites". La tercera medida es complementaria de la anterior. Este politólogo cree que sería beneficioso "establecer regímenes serios de incompatibilidades" entre la cúpula política, de manera que los dirigentes no puedan acumular responsabilidades orgánicas e institucionales de forma simultánea.

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A los tres mecanismos de carácter estructural que propone este profesor yo añadiría, al menos, uno más: que las listas electorales fuesen cerradas (sólo se podría votar a una listas ) pero desbloqueadas (cada elector podría borrar de esa lista los candidatos que no considerara idóneos). Con este mecanismo los "aparatos de los partidos" verían reducidos su poder y tendrían más en cuenta a la hora de conformas las listas electorales las preferencias de los miembros de sus organizaciones políticas y las de su electorado.
En el Congreso de los Diputados se constituyó una Subcomisión al objeto de estudiar las posibles reformas del sistema electoral española. El Gobierno previamente había solicitado un informe al Consejo de Estado. Los debates de la Subcomisión aún no han sido hecho públicos. Me temo que sólo se llegue a modificaciones puramente formales, técnicas, como la que se ha adoptado sobre la modificación de la papeleta de votación para el Senado.
(La última imagen es, como aparece, una papeleta de votación desbloqueada en la que no son elegidos los candidatos que han recibido mayor porcentaje de tachas)

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