miércoles, 8 de noviembre de 2006


Vida
José Hierro

Después de todo, todo ha sido nada
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!".
Grito "¡Nada!", y el eco dice "¡Todo!".
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
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Gades. 1948, del escultor gaditano Juan Luis Vasallo.

Ganadora de la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1948. La obra está concebida como un tributo y homenaje a su Cádiz natal y se la sugirió, hecho constante en sus trabajos, una muchacha que miraba al mar en la playa gaditana. En ella queda reflejada, por una parte, la luz deslumbradora de Cádiz en sus entornados ojos, que protege del sol con su mano derecha y, por otra, el aire siempre presente en esta tierra, que azota la tela colgada de su antebrazo izquierdo y agita los cabellos. Gades une a su correctísimo dibujo un modelado preciso y eficaz resultando un desnudo integral de figura bien plantada.
De esta escultura se realizó una reproducción en bronce de cuatro metros de altura que fue colocada, por iniciativa de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, en el Paseo Marítimo Pascual Pery. Otra figura en piedra caliza se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes de Cádiz.

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