Son ya 31 años. Después de escuchar un día tras otro el parte oficial del equipo médico habitual que atiende en su agonía al que ha sido "caudillo de España", sale el Presidente del Gobierno, el que fuera y era el "carnicerito de Málaga", Arias Navarro y nos da la noticia que tanto y tantos y tantas esperábamos: "El Caudillo ha muerto ...." y lloró en blanco y negro.
Hubo alegría, sin duda; mucha satisfacción. Pero una angustiosa interrogante nos azontaba a los que estábamos en la clandestinidad y empujando en lo que podíamos para que aquel tinglado cayese: ¿Y ahora qué? ¿Qué pasaría? ¿Las instituciones franquistas después del dictador? ¿Sus sucesores con el Rey nombrado a la cabeza?
Y desde la perspectiva que dan estos 31 años, pasó tal vez como mejor podía pasar. Aquello no pudo aguantar la vitalidad que la sociedad española había estado acumulando año tras año y se incorporó a la corriente que estaban trazando sus países vecinos.
No hubo ruptura pero tampo continuación. Y hubo elecciones generales y hubo Constitucón. Y Gobierno socialista.... Ahora se trata de que esta democracia conquistada no se degrade más.
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