“La mitad de lo que digo no sirve para nada, pero lo digo para que la otra mitad pueda llegar a ti” Cita sufí La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. El Quijote. La realidad no existe; lo único que hay es el lenguaje, y de lo que hablamos es del lenguaje.Michel Foucault. Filósofo estructuralista (1926-1984) La verdad es la que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés (Antonio Machado).
viernes, 13 de octubre de 2006
Termino la lectura del libro "Aprender a convivir" de José Antonio Marina transcribiendo el "retrato del "buen ciudadano" con el que cierra su libro.
"Buen ciudadano es el que sabe convivir bien, el que ayuda a crear una sociedad que aumente el bienestar de cada individuo, amplíe sus posibilidades vitales y defienda su dignidad. Aquel que es consciente de que su libertad depende de la vinculación a los demás, de que sus derechos emergen de un sistema de relaciones y reciprocidades del que no puede desligarse sin convertirse en un parásito. Se siente autor de un Gran Proyecto Ético, para colaborar en el cual debe fomentar grandes virtudes de la inteligencia social: la sociabilidad, la compasión, la lucidez crítica, el respeto la valentía, la capacidad de disfrutar con lo bueno e indignarse contra lo malo, el ánimo, el afán incansable de crear. Crear es hacer que algo valioso que no existía, exista. La realidad está ante nosotros en estado bruto, esperando que descubramos en ella las mejores posibilidades. Buen ciudadano es el que se esfuerza en realizar su proyecto privado de felicidad colaborando al mismo teimpo a la felicidad pública. Es el poeta de la acción".
Y termina el autor diciendo: "Somos testigos de una permanente labor de construcción mutua. La Ciudad crea al ciudadano, y el ciudadano construye la Ciudad. En esta prodigiosa interacción vivimos todos"
El auto inserta la litografía de Escher que va en esta misma entrada. En esta litografía, ESCHER nos proporciona la esencia tridimensional del concepto visual. En un bucle sin fin, nos muestra una mano dibujando otra mano la cual también está dibujando la primera mano. El autor argumenta que estamos adiestrados para reconocer unos elementos respecto a otros. Otro detalle que hace que aumente nuestra perplejidad al contemplar esta obra está en que la hoja de papel tiene dos dimensiones mientras que la mano y el lápiz tienen tres. En esta representación, los límites no están definidos y el observador está obligado a elegir dónde empieza y termina la superficie plana y el volumen tridimensional. También es interesante notar que la mano izquierda dibuja una mano derecha y viceversa.
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