jueves, 3 de abril de 2008

La vida de los muertos perdura en al memoria de los vivos


"La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos."
CICERÓN, Marco Tulio
(Escritor, político y orador romano.)



El Diario de Cádiz publica hoy dos interesantes artículos. En uno bajo el título de Las historias enterradas cómo un familiar recupera los restos mortales de su abuelo "José Jiménez Nieto , casado y padre de tres hijos -dos niñas y un varón- y trabajador de una vaquería, fue detenido a principios de agosto de 1936, apenas dos semanas después del levantamiento militar de Franco contra la Segunda República, cuando se encontraba en un bar del barrio de San José, en los extramuros de la capital gaditana. El 2 de agosto ingresó en la Prisión Provincial, en el edificio ahora conocido como Cárcel Real, y el 13 de septiembre de ese mismo año fue torturado y asesinado ante la fachada de la parroquia de San José."


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"Con la exhumación empezada ayer, Rafael Zarco veía satisfechos sus deseos, pero también hacía lo propio, a título póstumo, con los de su abuela y con los de su madre, fallecida hace tres años y que siempre anheló saber dónde había sido enterrado su padre, para que un día siempre imaginado sus restos pudieran descansar junto a los de toda su familia".


En otro artículo, Cuando la ciudad se convirtió en un gran patíbulo, da cuenta de la cruenta represión que se sufrió en la ciudad entre 1936 y 1942: Entre julio de 1936 y 1942, el cementerio de Cádiz acogió los cadáveres de 500 personas, en su mayoría hombres, que fueron víctimas de los asesinatos y ejecuciones que sucedieron en la capital gaditana al golpe militar contra la República con el que comenzó la Guerra Civil y que dio paso a la dictadura franquista. Esa cifra procede de una investigación realizada por el historiador Jesús Núñez, quien cree que salvo algunas personalidades republicanas cuyos cadáveres fueron hechos desaparecer, como el caso del presidente de la Diputación, Francisco Cossi, todas las víctimas que se cobró la represión en la capital gaditana fueran enterradas en el cementerio.Para allí fueron, por ejemplo, los asesinados en los alrededores de la plaza de toros, uno de los lugares frecuentemente utilizados para quitar de en medio a republicanos gaditanos en 1936, cuando Cádiz entera se convirtió en un gigantesco patíbulo donde de forma improvisada aparecían cadáveres cada mañana en lugares recónditos, según relata la historiadora Alicia Domínguez en su libro El verano que trajo un largo invierno.


¡Impresionante! ¡Nunca más! ¡Que sirva para todas las generaciones que han de venir!



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