Sólo Matas nos salvará de la crisis
Con lo necesitados que estamos de buenos gestores, qué lástima que Jaume Matas acabe así, acusado de nueve delitos de corrupción mientras en el PP cruzan apuestas sobre si esta noche dormirá en la cárcel tras declarar ante el juez. El ex presidente balear es tan austero que en 2006 y 2007 fue capaz de sobrevivir con sólo sesenta céntimos al día de media para sus gastos. En esos dos años sólo sacó de su cuenta 450 euros en efectivo, y tampoco pagó apenas con tarjeta. Matas cobraba entonces 84.000 euros al año, pero es tan ahorrador que pudo comprarse un palacete de 657 metros cuadrados, valorado en 2,47 millones de euros, y además le sobró para una casa en la playa y un piso de lujo en Madrid. Matas, en fin, es tan buen inversor que, cuando llegó a la presidencia de Baleares, en 2003, su patrimonio familiar era de sólo 152.805 euros. Lo gestionó tan bien que pronto su mujer pudo gastarse 106.248 euros en una tienda de decoración: en telas, cortinas y felpudos de coco; en efectivo, por supuesto. Y no fue el único comercio de lujo que visitó.
La lista de las virtudes de Jaume Matas es casi tan extensa como el sumario de la Operación Buckingham, ese nombre que le han puesto a la investigación los cachondos de la Guardia Civil. Aunque de casta le viene al galgo. Según publicó ayer el Diario de Mallorca, su madre, una jubilada de 80 años, es capaz de llegar a fin de mes sin morirse de hambre a pesar de que paga por su piso el doble de lo que cobra de pensión. La Guardia Civil sospecha que, en realidad, es el propio Matas quien se ocupa de la hipoteca de esa casa donde su madre ejerce de testaferro; aunque de ser cierto, sólo demostraría que el ex presidente no sólo es un buen gestor: también un buen hijo. ¿A qué espera Zapatero para nombrarle ministro de Economía y Hacienda?
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