No estoy de acuerdo con las maneras y el momento en que el Rey defendió al ex-Presidente Aznar en la última cumbre de Jefes de Estado y Presidente de Gobierno de los países iberoamericanos. Estando presente el Presidente del Gobierno y estando en el uso de la palabra defendiendo al ex-presidente, el Rey no debía haber intervendo, interrumpiéndolo, y de la manera en que lo hizo. Tampoco estoy de acuerdo en el abandono, aunque fuera momentáneo, de la sesión. Estando presente e interviniendo el Gobierno, su presencia no puede ir más allá de lo puramente testimonial.
Esta actuación del Monarca y de la manera que se produjo lleva sin duda a preguntarse sobre sus silencios ante situaciones tan graves o más que ésa. Por eso es procedente preguntarse porque ahora ha hablado y así y en tantas otras ocasiones ha callado y calla.
¿Por qué ese interés tan extraordinario en defender al ex-presidente Aznar ante una actuación tan dudosa como fue su posición ante el golpe de Estado contra el Presidente Chávez?
¿Por qué el Rey no habló cuando Aznar llevó a las tropas españolas a participar a una guerra en contra de la opinión más que mayoritaria de los españoles?
¿Por qué el Rey no ha hablado cuando en las manifestaciones convocadas por la ultraderecha con la colaboración y apoyo y asistencia de algunos obispos y algunos dirigentes más que importantes del PP se ha insultado y calumniado al actual Presidente del Gobierno, señor Zapatero? ¿Por qué el Rey viene callando ante el irregular funcionamiento del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial causado y provocado por el principal partido de la oposición, el PP?
No hay comentarios:
Publicar un comentario