ELPAIS.com - España - 30-12-2006
Mi comentario:
Cuando el Presidente Zapatero tuvo la iniciativa de iniciar un diálogo con los dirigentes de la banda terrorista para llegar a terminar con el terrorismo, estaba convencido de que el Presidente Zapatero lo hacía porque lo sentía como su deber de Presidente de un país: proteger a sus ciudadanos, ofrecerles seguridad, y porque tendría los sucientes datos, informes precisos y seguros sobre la situación de la banda terrorista: los servicios de información del Estado deberían "estar muy cerca y bastante dentro de las entrañas de los aparatos de ETA".
Los dirigentes etarras no han querido o no han sido capaces de mantener las condiciones mínimas e imprescindibles para que pudieran iniciarse y desarrollarse las conversaciones para el final del terrorismo: han mantenido (¿y fomentado?) la violencia callejera, han robado armas y ahora han colocado una bomba en un lugar adecuado para producir temor.
Por su parte, los dirigentes de HB se han mostrado incapaces para liderar con autonomía y con iniciativas propias ese inicio de conversaciones. Siguen subordinados a los dirigentes de la banda terrorista y a su estrategia y a sus actuaciones.
Con esta acción al Gobierno se le abre una nueva ruta: si los terroristas no han mantenido las condiciones imprescindibles para el diágolo, el Gobierno tiene que ir !a por ellos!. El Gobierno tiene que saber quienes son los dirigentes, qué hacen y dónde están. Han de detenerlos y ponerlos en manos de la justicia por esta y otras acciones. También han de cortar todos los contactos que mantenían o estaban previstos con HB. !No pintan nada!
También a los ciudadanos y a los medios de comunicación les corresponde un nuevo papel en la necesidad social de acabar con el terrorismo: de este paso en falso, de este retroceso, sólo son culpables y responsables los etarras y los dirigentes batasunos. La ciudadanía ha seguir apoyando al Gobierno y a los partidos políticos que están por la terminación dialogada del terrorismo. A los medios de comunicación les corresponde más discreción en este asunto y sobre todo "cotar a rajatabla" el protagonismo concedido a los dirigentes de HB para emitir sus opiniones y formar la opinión pública. Éstos no deberían salir más en los medios. Sólo cuando clara y tajamente hayan condenado la violencia etarra.
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