He terminado la lectura de LA MUJER DEL MAQUIS, de Ana R. Cañil. 25 premio Espasa de España 2008. ¡Qué testimonio más impresionante! ¡Que historias de aquellos hombres y mujeres guardando y pretendiendo transmitir las últimas cenizas de aquella España que no pudo ser porque algunos la persiguieron, la maltrataron, la asesinaron! No pretendo hacer ni crítica literaria ni crítica histórica. No sé hacerla. Recomiendo, sencillamente, su lectura.
A mi los testimonios de estos hombre y mujeres me han enlazado con algunos de los primeros recuerdos de mi vida y de mi familia. Sobre esas fechas vivíamos en un pequeño pueblo de la provincia de Cuenca, Monteagudo de las Salinas, a donde mi padre, recién ingresado en la Guardia Civil, fue destinado para sus primeros servicios. Yo acababa de cumplir unos cinco años. En este pequeño pueblo que se ha salvado de desaparecer por su cercanía a la capital y porque por su territorio es atravesado por la autovía Cuenca a Valencia y el nuevo trazado de ferrocarril, estuvimos muy poco tiempo. No más de un año. De allí tengo los primeros recuerdos sobre los que el lenguaje oficial llamaba los "maquis", los "bandoleros" y que mi padre salía a perseguirlos.
Después nos trasladaron a un pueblo cercano y más grande, Almodóvar del Pinar. Además de por los servicios de mi padre como Guardia Civil, tengo recuerdos de este asunto por la revista de la Guardia Civil con la que aprendí a leer y escribir. En ella parecían, desde una visión "oficial", la historia de estos hombres, sus "maldades" y el benemérito servicio que prestaba la Guardia Civil persiguiéndoles y protegiendo a los campesinos de sus fechorías. En la provincia de Cuenca y en los ambientes del Cuartel, recuerdo, era famoso el llamado "Manco de la Pesquera". Cuando fue abatido a tiros, por su pueblo, La Pesquera, hubo una gran tranquilidad y se consideró como una gran victoria. Era de los últimos bandoleros y de los "más peligrosos", según la información oficial.
Agradezco a la autora del libro haberme dado la oportunidad de actualizar aquellos primeros recuerdos y colocándolos en el contexto de esa historia más veraz que se está escribiendo sobre tantas y tantas páginas oscuras.
A mi los testimonios de estos hombre y mujeres me han enlazado con algunos de los primeros recuerdos de mi vida y de mi familia. Sobre esas fechas vivíamos en un pequeño pueblo de la provincia de Cuenca, Monteagudo de las Salinas, a donde mi padre, recién ingresado en la Guardia Civil, fue destinado para sus primeros servicios. Yo acababa de cumplir unos cinco años. En este pequeño pueblo que se ha salvado de desaparecer por su cercanía a la capital y porque por su territorio es atravesado por la autovía Cuenca a Valencia y el nuevo trazado de ferrocarril, estuvimos muy poco tiempo. No más de un año. De allí tengo los primeros recuerdos sobre los que el lenguaje oficial llamaba los "maquis", los "bandoleros" y que mi padre salía a perseguirlos.
Después nos trasladaron a un pueblo cercano y más grande, Almodóvar del Pinar. Además de por los servicios de mi padre como Guardia Civil, tengo recuerdos de este asunto por la revista de la Guardia Civil con la que aprendí a leer y escribir. En ella parecían, desde una visión "oficial", la historia de estos hombres, sus "maldades" y el benemérito servicio que prestaba la Guardia Civil persiguiéndoles y protegiendo a los campesinos de sus fechorías. En la provincia de Cuenca y en los ambientes del Cuartel, recuerdo, era famoso el llamado "Manco de la Pesquera". Cuando fue abatido a tiros, por su pueblo, La Pesquera, hubo una gran tranquilidad y se consideró como una gran victoria. Era de los últimos bandoleros y de los "más peligrosos", según la información oficial.
Agradezco a la autora del libro haberme dado la oportunidad de actualizar aquellos primeros recuerdos y colocándolos en el contexto de esa historia más veraz que se está escribiendo sobre tantas y tantas páginas oscuras.
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