lunes, 5 de enero de 2009

Más democracia para ser demócratas



Artículo 6 del TÍTULO PRELIMINAR de la CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978.


Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.


Me ha venido a la mente este artículo 6 del TÍTULO PRELIMINAR -ahí donde se recogen los principios básicos y fundamentales de nuestra norma de convivencia, la CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978-, al leer, entre otras, esa información publicada por El País bajo el título de El pacto contra los tránsfugas vuelve a fracasar en 16 ayuntamientos.


En mis cortas luces yo me pregunto: si los dirigentes de los partidos políticos no cumplen aquello mismo que ellos y entre ellos han negociado, han acordado y han suscrito con el compromiso de cumplirlo, ¿cómo van a exigir a los ciudadanos el cumplimiento de leyes y normas en las que ellos no han participado, no han sido consultados, ni siquiera han sido informados suficientemente?


Hace unos días en Geografía Subjetiva aparecía aun comentario bajo el título de Buscamos a alguien mejor y de ese comentario selecciono estas afirmaciones: A la hora de elegir un candidato al que votar no queremos que el candidato sea como nosotros, sino mejor que nosotros. … La consecuencia es que a la hora de seleccionar un candidato no hay tanto que ver la cercanía que éste tenga o no con los posibles votantes, sino las virtudes especiales que los votantes pueden ver en élLa clave del éxito electoral dependerá de si las virtudes que nuestro candidato sea capaz de mostrar son las queridas, demandas o apreciadas por los electores.
Gracias, Geógrafo Subjetivo, por estas reflexiones. Yo me atrevería a añadir una más: la elección del candidato sólo será acertada si no se hace sólo por unos cuantos iluminados, en la penumbra de unos despachos oficiales ... sino, por el contrario, con un debate muy abierto, muy libre, muy participativo, en contraste con muchas opiniones diversas de dentro y de fuera de las organizaciones. Y éste procedimiento -y en muchos ámbitos de la vida los procedimientos son fundamentos, bases, no sólo accidentes - cobra especial importancia cuando se hace desde la oposición para ganar.

En mis cortas luces yo me pregunto: si los dirigentes de los partidos políticos no cumplen aquello mismo que ellos y entre ellos han negociado, han acordado y han suscrito con el compromiso de cumplirlo, ¿cómo van a exigir a los ciudadanos el cumplimiento de leyes y normas en las que ellos no han participado, no han sido consultados, ni siquiera han sido informados suficientemente?

A muchos, les resulta muy difícil, casi imposible atenerse en su comportamiento a los principios en los que se fundamenta la democracia: la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la libertad de comunicación.

Hace unos días, en mi entrada en este cuaderno de bitácora felicitando a los posibles lectores del mismo y señalando algunos compromisos básicos, señalaba la "defensa de la libertad de expresión" muy especialmente en el interior de las organizaciones políticas, sindicales, sociales, ... Los intelectuales y analistas denuncian la baja, la escasa calidad de la democracia española. Y se buscan recetas, medidas para sanar esa enfermedad. Hay varias. Para mí hay una fundamental, básica, eficaz: más y más democracia. Y más democracia es más y más libertad.

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