Ha sido presentado el Índice de Percepción de la Corrupción que mide la percepción de la corrupción en el sector público de 180 países del mundo, según la opinión de empresarios y analistas pertenecientes a instituciones del alcance del Banco Asiático de Desarrollo o del Foro Económico Mundial. Este año, España ocupa el puesto 28, con una puntuación similar a la de países como Qatar, Estonia y Chipre. A la cabeza de la lista se encuentran Dinamarca, Suecia y Nueva Zelanda con un 9,3 (el 10 supone la percepción de ausencia de corrupción) mientras que Somalia, Myanmar e Irak son los países que se perciben como más corruptos.
Este aumento de la percepción de la corrupción que representa un "grave" problema para el país, ya que un aumento de la percepción de la misma conlleva a una pérdida de la inversión extranjera. En concreto, se estima que descender un punto en el IPC supone perder cerca del 0,5 por ciento del PIB de inversión extranjera.
El aumento de esta percepción de la corrupción se debe a la continua aparición de casos de irregularidades ligados, especialmente, con el 'pelotazo inmobiliario'. Pues la proliferación de escándalos urbanísticos y de conflictos de intereses de altos cargos es, para la organización, el resultado de normas más exigentes. Aunque eso no evita que este aumento de la percepción empeore la imagen del país en el exterior.
El mapa de la corrupción en el sistema público no da muchas esperanzas para los países con menos recursos donde los sobornos están a la orden del día. A pesar de que la situación de estos países no sea comparable a la de los países con mayor transparencia, el catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, Manuel Villoria, ha recordado en la presentación del informe las consecuencias negativas parecer un país corrupto.
En este sentido, subrayó que en 2007 se dictaron 190 sentencias condenatorias por delitos contra la ordenación del territorio, frente a las 141 de 2006, y que el año pasado había 1.096 procesos abiertos por abusos urbanísticos, frente a los 869 de 2006.
El catedrático avanzó que seguirán aflorando nuevos casos de corrupción, aunque consideró que se reducirán porque hay un mayor control legal y porque, en momentos de crisis como el actual, el sector urbanístico, motor de la corrupción en España, dispone de menos dinero.
Apuntó que la transparencia "es el mejor antídoto contra la corrupción" y auguró que ésta bajará en España con la caída del sector inmobiliario.
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