LA candidata de la izquierda, Sególène Royal ha perdido las votaciones para la Presidencia de la República francesa. Ha sido una clara derrota. Está claro que el rival lo hizo mejor y convenció a más gente.
A primera vista parece claro que el candidato de la derecha supo dar buena imagen de sí mismo, no siendo tan duro y amenazador como acostumbraba y mostrándose dialogante, comprensivo y abierto. Ha presentado un programa conservador y muy, muy de derechas para atraerse toda la derecha incluido el señor Le Pen que lo ha acusado de haberle robado algunas ideas y propuestas. Ha prometido renovar la sociedad francesa con un programa conservador y ésta se lo ha creído. También ha contado con los poderosos medios de comunicación en manos de la derecha francesa.
La señora Royal, además de tener que sortear las “zancadillas” de algunos dirigentes del Partido Socialista y de no contar con su incondicional apoyo, ha tenido también que convencer que una mujer podría ser la Presidenta de la República Francesa. Por su parte el programa que presentaba era aventurado, experimental, innovador, pero no daba tanta seguridad como el otro y parece obvio que la gente no ha querido arriesgarse.
Esta es la tercera derrota de los socialistas consecutiva.
De acuerdo con el análisis del periódico Le Monde, la mayoría del voto femenino habría ido a Sarkozy (52%), mientras que el 48% de las mujeres que votaron lo hicieron por Royal.
Por su parte, los hombres habrían preferido al candidato conservador por el 54%, frente al 46% que eligió a la socialista.
Los franceses y las francesas son, al fin y a la postre, franceses y francesas.
La victoria de Sarkozy ha sido contestada con protestas en varias ciudades del país con enfrentamientos con las policía y cientos de detenidos, como había pronosticado la candidata socialista.
Próximamente habrá elecciones legislativas. El mapa político francés se verá o consolidado con una nueva victoria de la derecha francesa o reequilibrado si es que se produjera una victoria de las fuerzas progresistas.
Algún representante del Partido Popular ha querido presentar esta victoria del candidato de la derecha francesa como propia por las afinidades entre ambos partidos. No le falta razón. La victoria de Sarkozy, no se olvide, ha sido posible porque ha recogido los votos del ultraderechista Le Pen y una gran parte del centro más derechista así como el PP recoge los votos de la ultraderecha española y de la derecha más conservadora, como se ha venido demostrando en los últimos tiempos.
Pero parece ser que el electorado español no es el electorado francés; se sitúa más a la izquierda, más hacia el progreso.
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