jueves, 23 de abril de 2009

DIA MUNDIAL DEL LIBRO


En tal día como hoy, DÍA MUNDIAL DEL LIBRO, en mi no corta etapa de actividad pública casi siempre se me preguntaba, más o menos, : ¿qué mensaje tiene usted para nuestros oyentes? Y también, más o menos, respondía dando cuenta de lo que en esos momentos leyendo y que, por tanto, invitaba a leer.
Sigo la tradición y en mi cuaderno de apuntes quiero dejar constancia de mis actuales lecturas. En estos momentos encima de mi mesa y para ser leídos tengo dos informes: el del Banco de España sobre las pensiones y el informe que el Gobierno encargó al Consejo de Estado sobre el sistema electoral español.

Los libros que en estos días estoy leyendo son: La democracia en 30 lecciones de Giovanni Sartori y Autonomía de un instante de Javier Cercas.

Pero además de este pequeño testimonio de mis lecturas (es lo que más me hace disfruter además de escuchar música) quiero dejar constancia en mi cuaderno de anotaciones de, además del mensaje del mensaje del Secretario General de la UNESCO, del hecho del inicio de la puesta en marcha de la Biblioteca Digitual Mundial por la UNESCO, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y otras instituciones asociadas. Será éste, sin duda, un hecho de trascendentes influencias en el desarrollo y avance de la educación y de la cultura de todos los pueblos.
Éstas son las palabras del Director General de la Unesco, Koichiro Matsuura:
Desde 1996, el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, que se celebra cada 23 de abril, nos brinda una ocasión singular de meditar mancomunadamente sobre los nuevos desafíos que se plantean al libro, concebido éste al mismo tiempo como industria editorial, obra de arte y herramienta esencial para lograr una educación de calidad para todos.

Cabe situar este Día Mundial en el marco del Decenio de las Naciones Unidas de la Alfabetización (2003-2012), que tiene por lema “La alfabetización: un camino hacia la libertad”, con el fin de evocar la dimensión emancipadora del libro. Esta articulación resulta especialmente necesaria, sobre todo si queremos que el libro sea un vector primordial de alfabetización para todos los seres humanos y, en particular, para los grupos sociales marginados, en un momento en que uno de cada cinco adultos no sabe leer ni escribir.
Instrumento que permite conocer y compartir, el libro debe servir a la educación, la plena realización y la autonomización de la persona. En ese sentido, es un instrumento que contribuye a hacer realidad el derecho universal a la educación y la participación efectiva de todos en la vida social, política y cultural.
Además, es preciso insistir (ahora que acabamos de celebrar el 60o aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos) en que el libro no es nada si no garantizamos su libre circulación. En efecto, es esa “libre circulación de las ideas por medio de la palabra y de la imagen”, consagrada en la Constitución de la UNESCO, lo que debe seguir siendo objeto de nuestra atención constante hoy en día, para seguir promoviendo el acceso universal al libro.
Es evidente que en la cuestión del libro y de su difusión lo que está en juego es a la vez nuestra comprensión de una auténtica educación de calidad para todos y el respeto a la universalidad de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos.
Con motivo de la 14a edición del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, invito solemnemente a todos los países, los asociados y los amigos de la UNESCO a que nos acompañen en una reflexión común sobre la función que el libro desempeña en nuestras políticas educativas y culturales, y su contribución al fomento de la diversidad creadora, una dimensión que es hoy más útil que nunca.

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