El tercer congreso de economía feminista se ha realizado los días 2 y 3 de abril en el Centro de Formación Feminista Carmen de Burgos en Baeza, Jaén, en el que se ha llegado a un amplio consenso sobre la actual crisis económica y sus consecuencias:
1.- La crisis económica y financiera que amenaza el tejido social y el bienestar de las personas se superpone a otras crisis, como las del cuidado, la ecológica, la del modelo económico y de desarrollo, así como, la moral y la ética.
2.- La crisis ataca directamente las condiciones de vida de las personas y sobre todo de los sectores de población más vulnerables, incluyendo a las mujeres, que no han sido responsables de las políticas y decisiones que han llevado a esta situación.
3.- Los responsables de esta crisis son las élites del sector financiero y empresarial, así como los gobiernos que han impuesto las políticas neoliberales de las dos últimas décadas, siguiendo los postulados de la economía ortodoxa y patriarcal y del fundamentalismo de mercado.
4.- Las medidas anti-crisis que se están adoptando pueden agravar las desigualdades ya existentes entre mujeres y hombres. Por ejemplo, enfatizando la inversión pública en sectores económicos en crisis -poco sostenibles como el del automóvil o el de la construcción-, y no, en infraestructura social – como educación, salud, cuidados y protección social.
5.- La crisis implica un riesgo de intensificar la división sexual del trabajo y las desigualdades que genera. Pero también, representa una oportunidad y un desafío para establecer nuevas formas de producción y consumo, y de reorganizar las estructuras y relaciones del cuidado, estableciendo un reparto equitativo entre mujeres y hombres del trabajo remunerado y no remunerado. Esto se tendría que hacer con un aumento de la corresponsabilidad entre los distintos agentes involucrados en el bienestar social, incluyendo el Estado a través de un presupuesto público progresista que a través de los ingresos, gastos y beneficios fiscales redistribuya equitativamente los recursos –que garantice el acceso al crédito-, y sea coherente con el objetivo de la igualdad entre mujeres y hombres.
6.- Como economistas feministas denunciamos la economía ortodoxa y el fundamentalismo de mercado, dominantes en las facultades de económicas y en las acciones de gobierno que nos han llevado a la situación de crisis en la que nos encontramos.
Por tanto, exigimos incluir una perspectiva feminista en los planes de estudio y la investigación, así como en la política económica y en las medidas anti-crisis que se están diseñando.
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