jueves, 25 de octubre de 2007

Siento pena de tanta hipocresía


Mientras las Cortes Generales están tramitando para su aprobación la Ley para la Memoria Histórica, en un propósito ineludible de rendir el merecido tributo a quienes fueron asesinados por mantenerse fieles y leales al régimen legítima y democráticamente elegido, la República, y a quienes, también, padecieron injustamente persecución por la dictadura, la jerarquía católica y sus seguidores se preparan para beatificar a unos clérigos que murieron, también injustamente, por ser leales a sus propias creencias. Será el próximo domingo.
La jerarquía episcopal actual ha perdido el papel que podría desempeñar de mediación, de tolerancia, de moderación, en la sociedad española. Al contrario, ha optado por ponerse al lado de la reacción, de los ideales y proyectos sociales más conservadores, más retrógados. Por ese camino se va a ninguna parte.

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