El Centro de Estudios Andaluces publica un trabajo en el que se analizan la conducta y conciencia ecológicas de la sociedad española
El Centro de Estudios Andaluces, ha editado un nuevo informe, dentro de su colección 'Actualidad', titulado 'Valores y conductas medioambientales en España', en el que se concluye que los problemas que más preocupan a los españoles dependen del ámbito que se analice. Así, en el área más cercana a los ciudadanos, la local, son la contaminación, la suciedad y las basuras los tres elementos más relevantes, mientras que, a nivel nacional, la escasez de agua ocupa el primer lugar. Finalmente, el asunto que más preocupa globalmente es el cambio climático.
El investigador José Manuel Echevarren dedica un amplio apartado a este último asunto en el que indaga cómo es percibido por parte de la población española a partir de diferentes variables. El informe destaca que, mientras que un 83% de la población afirma que este proceso está teniendo lugar, en general, se considera que se le da menos importancia de la que merece. Como posibles medidas para combartilo, la mayoría se inclina por establecer límites más estrictos a las industrias para frenar el calentamiento global. La percepción de la importancia del fenómeno del cambio climático depende, en definitiva, del nivel de información medioambiental, de la edad, del interés en los temas medioambientales y de la propia conducta.
En esta línea, el autor identifica distintos perfiles medioambientales en la población española en los que influyen el nivel educativo, la orientación política, la clase social y el nivel de formación. De esta manera, distingue cuatro perfiles: los ambientalistas, los inconscientes, los desinteresados y los imitadores.
Ambientalistas
El primer grupo, los ambientalistas, se caracterizarían, en primer lugar, por ser personas con altos valores medioambientalistas y llevar a cabo hábitos de corte proambiental, siendo éste el perfil más numeroso (45%). Una de cada tres personas pertenecientes a este perfil es universitaria, tendente ideológicamente a políticas de izquierda y, en su mayoría, perteneciente al sector de los servicios.
Los inconscientes, que a pesar de tener valores ambientalistas se caracterizan por niveles bajos de conducta proambiental, son el segundo grupo más numeroso (37%) y corresponde a los más jóvenes (entre 18 y 25 años).
El grupo de los desinteresados, personas para las cuales el medio ambiente no es fuente de interés ni de preocupación, destaca principalmente por englobar un alto porcentaje de población sin estudios. Son las personas de más edad (más de la mitad son mayores de 56 años).
Los imitadores, por su parte, desarrollarían conductas proambientales pero motivados por otros factores como una moda social o el ahorro económico. Es el perfil de menos peso en comparación con los anteriores, constituyendo sólo el 5%.
Más concienciados en las ciudades
De esto se desprende que, en general, la conciencia medioambiental es mayor conforme aumenta el nivel de estudios. Por otro lado, si se atiende a otras variables como el hábitat, la edad o la orientación política, se obtiene que en los municipios más pequeños se tiende a mostrar un carácter menos medioambientalista que en las grandes urbes; que son los jóvenes los que muestran una conciencia más elevada frente a las personas de más edad; y que su inclinación política es más tendente a la izquierda que a la derecha.
Respecto a pautas conductuales, la exploración se centra en tres grandes ámbitos: el reciclaje, el consumo ecológico y el ahorro o la prevención. En este sentido, el reciclaje es la opción proambiental más tradicional: dos de cada tres personas --las mujeres demuestran una inclinación mayor que los hombres-- afirman utilizar "habitualmente" contenedores especializados (67%). Por otro lado, sólo el 11% dice comprar "habitualmente" productos ecológicos, frente al 43% que asegura que sólo lo hace "algunas veces".
Para ejemplificar, finalmente, en qué medida se ahorra o se previene, se toman en cuenta, por un lado, las medidas para controlar el consumo doméstico de agua y, por otro, la no utilización del vehículo por razones medioambientales. En este sentido, y debido también a que la población española se muestra sensible al déficit hídrico, un 49% afirma emplear medidas de ahorro, mientras que aquellos que deciden evitar el vehículo sólo suponen el 5%.
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