Joan Barril escribe en EL periódico de Cataluña un artículo con el título de "La pandereta ibérica", que termina así:
Putas de papel
El debate sobre la prostitución debería sacar los colores a más de uno. Existían y existirán putas y puteros desde Pompeya hasta el futuro de Star Trek. Pero ahora han bastado unas fotos para que la sociedad se dirija a los alcaldes y les diga que no quiere verlo.Lo curioso del caso es que ese súbito escándalo ha estado engrasado por la prensa, en algunos casos una prensa que aboga por la expulsión de las prostitutas y que una vez más estigmatiza a uno de los barripos más familiares de Barcelona como es el Raval. Tras las páginas editoriales contra la prostitución llegan las páginas de anuncios breves y allí, en todo su esplendor, se encuentra el gran muestrario de todo tipo de señoras dispuestas a cualquier cosa previo pago. La prostitución es antiestética, por eso se la manda fuera de las murallas de papel. Pero si la misma prostituta a la que se ha fotografiado se aviene a pagarse su anuncio, entonces bienvenida sea. Vivimos en el mundo de las paradojas. Un mundo en el que los gobernantes católicos llenan sus casas de señoritas y en el que la opinión pública es tan falsa como el amor de pago.
1 comentario:
Hace falta pasar por allí de vez en cuando para saber cuál es la situación, naturalmente, el señor Hereu, alcalde de Barcelona, nunca paseará por allí de noche.
El tema de las putas de La Rambla es especialmente hipócrita. La Rambla es una auténtica vergüenza de noche, pero sobre todo de día.
Los catalanes no paseamos por allí: se ha convertido en un auténtico parque temático del turismo. No se puede criticar a las putas si no lo hacen también de los tenderetes turísticos, de los lateros, de los anglosajones que vienen todo el año...
La auténtica Rambla ya no existe, ahora paseamos por la Rambla de Catalunya, que está un poco más arriba.
Uno de los "slogans" más famosos de Barcelona es el siguiente:
"BCN, la millor botiga del món", que traducido es: BCN, la mejor tienda del mundo... basta ya de mirar para fuera.
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