Muchas empresas no están preparadas para un gran número de bajas en su plantilla y no existen planes ante esta situación. Además, el plan de vacunación que se pretende aplicar en España es limitado y mucha gente teme por la seguridad de las vacunas, incluso los expertos.
Por tanto parece que una de las medidas que se pueden aplicar en las empresas es intentar contener la enfermedad. Y qué mejor manera que intentar que sus trabajadores tengan poco contacto directo entre ellos, con lo que una persona que contraiga la enfermedad no tiene por qué infectar al resto de trabajadores. El teletrabajo parece una buena idea.
Por supuesto el teletrabajo no va a contener la enfermedad al 100%, pero sí que puede ayudar a reducir los riesgos. Y existen muchos puestos de trabajo en las que es imposible implementar esta modalidad de trabajo, por ejemplo cuando se trabaja en una fábrica. Pero casi todas las empresas tienen empleados de oficina, por ejemplo en administración, que seguramente pueden realizar su trabajo sin problemas desde casa.
También hay que tener en cuenta que implementar el teletrabajo tiene algunos riesgos. Por ejemplo, requiere realizar un gasto por parte de la empresa para dotar de medios al trabajador (ordenador, Internet, teléfono móvil) que pueden restar competitividad. Otros riesgos son la pérdida de productividad de algunos trabajadores que no se adapten bien, el aislamiento, la falta de reconocimiento de las labores desempeñadas, etc. Los sindicatos mencionan los riesgos laborales, pero a mi me parece un poco chorrada. Los riesgos laborales de un teletrabajador son los mismos que los que sufre un fin de semana cuando descansa.
Aparte de evitar el contagio de la gripe A, el teletrabajo puede repercutir muy positivamente en las empresas, en el trabajador y en la sociedad en general. Primero, las empresas a largo plazo podrían ahorrarse espacio de oficinas, con la reducción de costes que ello conlleva. También se pasaría a una cultura de trabajar por objetivos más que por horas cerca del jefe, lo que podría aumentar la productividad si el trabajador se adapta bien. Para el trabajador se reducen los desplazamientos, que en las grandes ciudades pueden representar una cantidad de tiempo y dinero considerable. Y para la sociedad en general repercute en una menor contaminación y, concretamente en España, una reducción de nuestra dependencia energética en el petróleo y por tanto una reducción de nuestro déficit comercial.
La pregunta es, ¿se están planteando las empresas implementar el teletrabajo este otoño-invierno? ¿Diremos en el futuro que 2009 fue el año del teletrabajo? Y ya pasando al campo del largo plazo, ¿será el comienzo de una legión de trabajadores autónomos que pueden prestar ciertos servicios a varias empresas desde sus casas? Esto último es un tema que toca muy de refilón la novela El instante Aleph, de Greg Egan, recomendada para los lectores interesados en la física y la ciencia ficción.
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