Esta pregunta se la hace Adela Cortina, Catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundación ÉTNOR. CCS y sobre el tema escribe un artículo en la Revista FUSIÓN con el título de CONCIENCIA Y CALIDAD DE LA DEMOCRACIA.
Subrayo lo siguiente:
Los partidos políticos han de presentar propuestas unitarias a los ciudadanos dentro de sus programas, porque en caso contrario pierden eficacia y sentido. Parece entonces que no puede haber pluralismo interno porque ¿cómo sabrán los electores a quién votar si hay disensiones internas? Pero tampoco se puede eludir la otra cara de la moneda: ¿qué hace un militante que está de acuerdo con su partido en la mayor parte de las propuestas pero se siente incapaz de apoyar algunas porque se lo impide su conciencia?
La calidad de una democracia representativa exige que los ciudadanos puedan esperar de los partidos que cumplan sus programas, a los que debería haberse llegado por debate interno y externo. En este cumplimiento mostrarían su operatividad y ese valor tan preciado por nuestras sociedades que se llama “eficiencia”. Pero esa misma calidad de la democracia reclama que los miembros de los partidos ejerzan su libertad de conciencia, porque mal pueden contagiar pluralismo instituciones monolíticas.
El monolitismo no es un valor positivo, que atrae, sino un valor negativo, que repele, y resulta más convincente un partido -o cualquier otra institución- cuyos miembros pueden poner en duda propuestas del aparato.
Pero lo mejor, leer y reflexionar sobre el texto completo de esta Catedrática de Ética.
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